LA LENGUA SE ORGANIZA                                 

 

 

Materiales:

  • Un poco de agua.
  • Vinagre.
  • Una hoja de papel.
  • Sal.
  • Azúcar en polvo.
  • Café molido.
  • Una servilleta de papel.
  • Un gotero.
  • Cuatro recipientes pequeños                 
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    Procedimiento:

     

  1. Dibuja tu lengua en una hoja de papel.
  2. Coloca cada uno de los ingredientes en un recipiente: sal, azúcar en polvo, café molido y vinagre. Luego disuelve el azúcar, el café y la sal por separado con un poco de agua.
  3. Con la ayuda del gotero, coloca una gota de la primera solución en tu lengua.
  4. Marca sobre el dibujo la zona de la lengua que te ha permitido reconocer el sabor.
  5. Enjuaga el gotero, bebe un poco de agua y limpia la lengua con una servilleta de papel. Prueba con las otras soluciones.

 

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    Conclusión:

     

    La lengua es el órgano del gusto, está recubierta por más de diez mil pequeñas papilas que contienen grupos de receptores llamadas papilas gustativas. Cada grupo está especializado para percibir cierto sabor. Los grupos de papilas están localizadas en forma diferente según el gusto que reconocen: el dulce y el salado están en la parte delantera de la lengua; el ácido a los lados y el amargo, en la parte posterior. De esta forma, lo salado y lo dulce se percibe antes de que los alimentos pasen por las zonas sensibles a lo amargo. Las papilas en su superficie presentan pelitos microscópicos llamados cilios. Los cilios están cubiertos de unos receptores especiales que son muy sensibles a lo que les rodea. Cuando te pones algo en la boca y empieza a disolverse con la saliva, estimula a los cilios que empiezan a emitir señales nerviosas. Éstas llegan al cerebro, que puede interpretar e identificar el sabor. Algunas cosas pueden hacer que los receptores de las papilas gustativas sean menos sensibles, como las bebidas o los alimentos fríos. Una paleta helada hecha con tu jugo favorito no tendrá el mismo sabor dulce que el zumo solo. Si antes de comer algo que no te gusta chupas un cubito de hielo, seguro que no notarás el mal sabor. ¡Prueba la próxima vez que tengas que tomar un medicamento con sabor desagradable!
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    Relación con la vida cotidiana:

     

    Identificar los sabores es la forma que tiene el cerebro de conocer lo qué sucede en tu boca ¿Has probado alguna vez leche con un gusto raro? Cuando la leche llega a los receptores gustativos, manda impulsos nerviosos al cerebro. “¡La leche está en camino y tiene un gusto extraño!”. Una vez que el cerebro descifra los impulsos nerviosos, reconoce el sabor como peligroso y tú sabes que no debes beber esa leche.